El Ayuntamiento de Bilbao anunció en 2010 su intención de erradicar la prostitución de las calles de la villa, pero algunos no han tenido en cuenta la amenaza y ahora deben rascarse el bolsillo. Tres personas tendrán que hacer frente a otras tantas multas por «prácticas sexuales incívicas» tras infringir la ordenanza de Espacio Público. Las sanciones, impuestas entre enero y febrero, fueron tramitadas definitivamente ayer y supondrán a los implicados desembolsos de 200 euros por cabeza.
La primera sanción fue notificada el 30 de enero y al multado se le acusa de infringir el artículo 16.1 de la citada norma municipal, «atentar contra la convivencia (...) al desconsiderar al resto de la ciudadanía mediante la exhibición pública de actos de marcado carácter íntimo y personal, (...) actos en los que el sexo esté explicitado y sea pública y notoria su realización». El segundo expediente sancionador fue abierto el 25 de febrero y afecta a un hombre y una mujer por vulnerar el apartado 16.2, «ofrecimiento y de demanda de servicios sexuales (...) retribuidos, incluyendo la negociación y realización de los mismos».
Pese a que el exconcejal de Seguridad Ciudadana, Eduardo Maiz, aseguraba en abril que la guardia urbana había impuesto hasta la fecha «ocho o nueve sanciones entre clientes y mujeres», las de ayer son las primeras multas que se conocen públicamente tras la aprobación de la ordenanza de Espacio Público. Además de agrupar todos los reglamentos municipales existentes sobre actividades y actitudes al aire libre, la polémica normativa incorpora por primera vez a la legislación local una prohibición explícita de la prostitución callejera. Comenzó a tomar forma hace más de un año, pero las quejas y alegaciones vecinales dilataron su aprobación. Finalmente, entró en vigor el pasado mes de octubre sancionando con multas de entre 300 y 3.000 euros a quien practicara la prostitución, aunque las primeras multas conocidas no serán tan altas.
Por barrios
El pasado mes de enero, la ordenanza de Espacio Público cumplía 100 días en vigor y las asociaciones de vecinos aseguraban que, en materia de comercio sexual, se aplicaba «a medias». Mientras en zonas como Miribilla aplaudían la desaparición de las prostitutas que habían llegado a sus calles, en San Francisco denunciaban que «se sigue tolerando lo intolerable». Pese a todo, el sexo por dinero sigue siendo un importante negocio en Bilbao mediante pisos habilitados para acoger encuentros. Según los datos que maneja la asociación Askabide, 700 mujeres mantienen relaciones a cambio de dinero en la villa.
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